En esta época en la que reina la incertidumbre en todos los niveles, muchos de nosotros nos encontramos en entornos laborales que se ven inmersos en constantes cambios de rutinas. Todos los sectores se ven afectados por la situación. En algunos casos aumentando sus volúmenes de trabajo hasta el punto de no poder hacer frente a todas sus demandas, y en otros disminuyendo tanto que llega a peligrar la fuente de ingresos.
En algunos sectores, la pandemia ha trastocado toda la forma de trabajar, haciendo que debamos adaptarnos a unas condiciones de trabajo que parecen surrealistas y que nos hacen creer como profesionales que es imposible seguir manteniendo ese ritmo en la actividad laboral. Pongámonos en la piel de cualquier educador, que tiene que evitar a toda costa que niños de tres, cuatro o cinco años y más, jueguen sin tocarse y lo que es peor, sin tocar nada. O en el dueño de aquel bar de barrio que vivía de los desayunos y vermuts que se tomaban los vecinos del barrio apoyados en la barra, mientras se leían el periódico.
Al mismo ritmo que nuestro entorno laboral ha dado una vuelta de 180 grados, el resto de nuestra vida se ha reducido, o debería, a disfrutar del tiempo que nos ha robado la covid-19 de estar con nuestros seres queridos. Nuestro tiempo de ocio ha dejado de disfrutar, o lo está haciendo en menor medida, de fiestas, salidas vacacionales, reuniones, grandes comidas con amigos, y de la cultura en formatos habituales como el cine, el teatro… Todo ello se ha reducido y ahora mismo, parece que lo va a hacer más.
Pero realmente ¿somos conscientes de lo que estamos viviendo? Nos estamos enfrentando a un entorno laboral muy exigente y resulta que lo que nos hace disfrutar después del trabajo cada vez es más restrictivo. Lejos de debilitarnos, esta situación nos está haciendo todavía más fuertes. Nos tiene que ayudar a valorar todo lo que tenemos a nuestra disposición. Así cómo tenemos que pensar cuando las fuerzas nos flaquean y echamos de menos nuestra vida de antes. Todavía tenemos que disfrutar de mucho tiempo de calidad. Y sobre todo no debemos olvidar aquel lema que reinó durante los meses que estábamos en casa #todovaasalirbien.
